Corriendo con Kenianos.

Iten - The home of Champions, Kenya. 
Corriendo con campeones

EN UN PUEBLITO

Gente corriendo descalza, motos por todos lados, sonidos de claxon para darte un aventón. Puestos de fruta hechos de hojas con los mejores mangos y aguacates. Las casas están construidas de láminas de aluminio, algunas con un poso de agua, y un hoyo para la fogata para cocinar. Las avenidas son de tierra, sin banqueta y sin semáforos, la hora pico es un caos. Los puestos de comida, bares, y gasolineras comparten paredes de lodo, los locales están decorados con estampas de la compañía de teléfono: Safaricom. De 5 am a 8 pm las calles están llenas de corredores, algunos corren descalzos, otros con los mejores nike, algunos corriendo solos, otros en grupo. Kenianos y extranjeros. Esto y más se vive en Iten, un pueblito al noreste de Kenia, “The Home of champions”.

UN CAMPAMENTO PARA CORREDORES

Llevaba 5 años siendo una “corredora fan”, leyendo Runners World, corriendo 5 veces por semana, posteando en Instagram mis kilómetros, haciendo una que otra carrera sintiéndome una master. 

Paso interminables horas buscando en Google: experiencias únicas, destinos y carreras diferentes a las habituales, el andar de curiosa me llevó a encontrar un campamento para corredores en un pueblito de África llamado Iten. En la entrada del pueblo hay un letrero que dice  “Bienvenido a Iten: The home of champions”, es conocido con ese nombre y los  grandes corredores olímpicos y de récords mundiales han salido de ahí. Sintiéndome “master” decidí inscribirme al programa de corredores extranjeros donde te dan la oportunidad de entrenar junto con los locales.

A pesar de las preocupaciones de mi familia por la “inseguridad” al viajar sola a un lugar tan desconocido, decidí arriesgarme. Algunos dicen que mi defecto esl que no pienso en el posible peligro, pero yo lo veo como una virtud. Gracias a este espíritu aventurero tuve la oportunidad de formar parte de la familia Keniana y vivir 3 semanas de una experiencia única; que hubiera querido que fuera más tiempo.

LA EXPERIENCIA

Tome una avioneta de Nairobi hacia Eldoret, una avioneta para 13 pasajeros. Era una de esas avionetas de películas que rechinan, y juras que se caen. De los 13, eramos 2 extranjeros, nos reconocí por el look que traíamos de “corredores”, nuestros shorts, playera y tenis como si acabáramos de correr, ilusos jaja. A pesar de todo, sobreviví al viaje.

Un señor por parte del campamento me recogió y nos dirigimos hacia Iten. Llegamos a High Altitude training center, lugar de entrenamiento en el que pasaría las siguientes tres semanas. , un centro de entrenamiento en altitud fundado por Lornah Kiplacgat (4 veces campeona del mundo, una eminencia). 

Mientras conducía, estaba totalmente cautivada por las comunidades, las motos y coches atrabancados por falta de semáforos, las calles de tierra y mercados rodantes por todos lados. Tiendas y negocios hechos de lámina, puestos de fruta y bares compartiendo una misma pared de lodo... Era una probadita de la cultura, y sin saber nada más, ya me había enamorado.

En las mañanas me topaba con niños corriendo rumbo a su escuela. Fui testigo de una carrera de campo traviesa en donde corredores iban descalzos, sin un par de zapatos, pero corrían con todo el corazón. Tuve el privilegio de pasar 15 días corriendo con una comunidad local de Kenia pero también con atletas olímpicos. La experiencia fue  alucinante.

LOS ATLETAS PROFESIONALES

Para mi sorpresa, solo había otra chava extranjera, que como yo, se había inscrito al campamento. Su viaje duró nada más una semana ya que extrañaba su acondicionador, su cama y las comodidades de la tecnología. El resto de los corredores que estaban en el campamento iban como parte de algún equipo o por su cuenta. 

Y para mi sorpresa, todos los corredores eran profesionales. No solo eso, iba a estar compartiendo cuarto con una corredora olímpica: Aly Dixon.¡Vaya que no tenía la más remota idea de lo que me esperaba! Nunca me hubiera imaginado estar entrenando con campeones del mundo, medallistas olímpicos y corredores con récord mundiales. 

Ahí estuvo un par de días Mo Farah (campeón Britanico olímpico y mundial), el equipo de corredores de Dinamarca, el equipo de pista de Inglaterra. Mis desayunos se convertirían en enormes lecciones, platicando con Mimmi Kotka (corredora de trail de Suecia), Osaka Suguro (Corredor más rápido en Japón, quinto en los Juegos Olímpicos de Tokio), Omar Bouamer  y Patrik Verme, quién para las 12pm ya había corrido 30-40 kms.

Los atletas van a Iten por lo regular una vez al año con el objetivo de entrenar para convertirse en mejor corredor. Algunos van por su cuenta, otros como parte de algún equipo. Algunos van con entrenadores, fisioterapeutas, psicólogos y se quedan mínimo 3 semanas para aclimatarse a los 2400 m de altitud. Los caminos con cuestas, el suelo de tierra rojiza que hace que la pisada sea más suave, sus increíbles vistas y el correr al lado de Kenianos, ha convertido en Iten en un lugar de primera para entrenar.

Todo lo que se hablaba y se respiraba era acerca de correr, lo cual no me sorprendió. Lo que sí me impactó, fue el poco conocimiento que yo tenía del tema cuando en mi burbuja me sentía una experta. Haber corrido en Kenia puso mis pies en la tierra, me tope con gente con una pasión, entrega y disciplina de primera.

EL ENTRENAMIENTO

Un día para mi en HATC (High Altitude training center) se veía así: correr a primera hora (entre 10-14 kms) siempre antes que saliera el sol, desayuno, descanso, más descanso, comida, una corrida para aflojar por la tarde (6-8 kms), cena, té, dormir y repetir. Los corredores profesionales desayunaban antes de irse ya que sus entrenamientos requieren de 2,000 calorías por comida. A diferencia de los Kenianos, ellos corren con el estómago vacío. Ellos simplemente entrenan, y llegando a casa comen un plato de Ugali (harina de maíz con agua) ya que la mayoría de ellos viven en condiciones de pobreza y es lo que les alcanza. 

El famoso jueves de Fartlek (término sueco que significa "juego de velocidad", forma de entrenamiento de intervalos o de velocidad) es un evento que hacen los Kenianos todos los jueves que por su popularidad, es un evento al que ahora acuden todos los corredores que están en ese momento entrenando en Iten. 

En punto de las 8 am, se escucha un grito con las instrucciones, que ese dia fue: “Run  3x2 (3 minutos rápidos y 2 lentos), la pistola se disparó y arrancamos. 

En mi primer Fartlek pude seguir el ritmo del resto de los corredores solamente durante los dos primeros pasos, segundos después, todos estaban fuera de mi vista. Terminé la carrera, solo que me tomó 20 minutos más, completamente exhausta, bofeando y con los latidos a toda potencia, pero terminé.







FAMILIA & CULTURA

Un día, Reuben, un corredor keniano me invitó a comer a su casa. En cuanto llegué me sentí como una invitada de honor. Sus dos hijos y esposa me analizaban, con una sonrisa pizpireta. Reuben y yo fuimos a recolectar leña de los árboles que rodean la casa para prender la fogata, después por agua al pozo que tienen a unos cuantos metros. El menú de la cena fue Ugali, y por ser un día especial y por ser un día especial también hicimos la mitad de un repollo, la otra mitad la puso la señora arriba de una jaula de gallos para guardarla para el día siguiente, fue un lujo para ellos comer algo más que Ugali. 

En mi intento de cocinar el Ugali, tenía que batir la mezcla constantemente, y como la cacerola estaba sobre el fuego, yo buscaba algo para agarrarla y no quemarme. La señora se rió y la agarró como si no quemara con su mano izquierda. Observe, me quedé en silencio por un segundo mientras veía sus manos gruesas, manos que han trabajado en tierra todos los días. Me toque mis manos y las sentí débiles, el resto de la cena, la valore desde lo más profundo de mi. 

Entramos a la casa abriendo una cortina de sábana, noté que el piso era igual que la calle en la que había corrido todos los días, de tierra. La casa era miniatura, de 2 cuartos separados por una lámina. En un cuarto diminuto y sin cama dormían los 4, y además estaban hospedando a la hija de una amiga que estaba pasando por problemas económicos. A un lado fue donde cenamos, que podría llamarle cocina porque estaban los platos, o sala de tele porque había una mini tele que no funcionaba, pero era más bien un cuarto lleno de costales y cajas. 

Me dieron el plato más grande, los niños se devoraron la comida. Fue una cena deliciosa, fue un momento de observar, aprender, apreciar y agradecer. 

Después de la experiencia de la cena, decidí que quería conocer más de la cultura, así que visité el internado del pueblo.

Los niños duermen en un cuarto muy frío lleno de literas, con el piso de tierra, y tienen unas regaderas al aire libre. Las comidas son en un cuarto grande en donde diariamente el menú es té y una olla enorme de Ugali.

Pase el día conviviendo y observando a los niños en clase o corriendo por los patios, no sorprendentemente la mayoría de ellos descalzos.  

Ir a Iten no solo me convirtió en una mejor corredora, sino que me hizo valorar y repensar la forma en que vivo.

EL REGRESO

Sin duda regresaría, ojalá pudiera cada año. Cuando regrese, llegaré directo a HATC, sin ir por parte de una experiencia, por ser la primera vez, yendo sola y sin haber escuchado de ese lugar, si lo valió. Ahora ya sé mi camino, ya conozco a la gente, con quien hablar y en donde quedarme, me ahorraré el costo del campamento. En Iten hay de dos: o te quedas en hotel (hay uno) o te quedas en un campamento de los dos que conocí: High Altitude training center o Tahri Athletic Center.

Cierro con una frase que me dijo Richard, el corredor y encargado del campamento:
"No hay intento, solo hazlo".


La experiencia: “Running Camps Kenya”
El lugar: High Altitude Training center 
La ciudad: Iten
El entrenador: Richard & Reuben 
El vuelo: Nairobi hacia Eldoret - Fly540

¡Feliz de pasarte mas datos!

Anterior
Anterior

Maratón NYC

Siguiente
Siguiente

primer ultramaratón